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Itziar y Onditz Eizagirre – Talai Berri Txakolina

 

En Talai Berri, éste en un año especial, acaban de cumplir 25 años. Momento para hacer balance de todo lo vivido en este tiempo, y agradecer, sobre todo, a las personas que de algún modo han recorrido parte del camino con ellos: trabajando con ellos, ayudando en la recolección de uva, clientes,… En 1992, Bixente Eizagirre creó esta bodega familiar para producir txakolí de alta calidad dentro de la, entonces recién creada, Denominación de Origen Getariako Txakolina. Hoy, son sus hijas Itziar y Onditz quienes están al frente de esta bodega. Si bien en Talai Berri son la segunda generación, a nivel familiar, son la quinta generación que sigue la tradición vinícola. Conversamos con ellas sobre el pasado, presente y futuro de Talai Berri, y en el último momento, se nos une Bixente.

¿En qué ha cambiado Talai Berri de hoy respecto al que soñó el aita?

La visión o la idea original realmente sigue intacta. El aita pensó en una bodega familiar, con una capacidad de 100.000 litros, gestionada con mimo y cuidado, y que produce un txakolí de alta calidad. La diferencia es que él puso las primeras semillas de ese sueño, hoy eso es realidad. Construyó una bodega con esa capacidad, pero comenzó con media hectárea de terreno en propiedad y tres depósitos. En la actualidad, tenemos 13 hectáreas de viñedos en propiedad, y producimos entre 90 y 100.000 botellas de txakolí, según la cosecha, al año.

Pero sobre todo lo que ha permanecido es el enfoque del negocio y del trabajo, apostando por una producción familiar, con un control estricto y con la búsqueda de la máxima calidad. Creo que esa búsqueda de cómo podemos mejorar siempre ha estado presente y es nuestro rasgo de identidad.

¿Qué distingue al txakolí de Talai Berri?

Todos los viñedos son distintos y por tanto el txakolí también. Nuestros viñedos comenzaron incorporando nuevas plantaciones autóctonas a viñedos centenarios. Además, toda nuestra producción, desde el año 2010, se realiza bajo los principios y prácticas de la producción integrada. Desde el año pasado, no sólo los viñedos, también la bodega está dentro de los procesos de producción integrada. Esto nos permite estrictos controles de calidad de la cosecha, mientras garantizamos la sostenibilidad medioambiental. Reducimos al mínimo el uso de productos fito-sanitarios y los residuos, y eso se nota en la calidad final. Ahora este tipo de producción es más habitual, pero nosotros fuimos pioneros, y en el proceso hemos aprendido muchísimo, y nuestro producto se ha visto beneficiado.

Además, colaboramos habitualmente con  centros tecnológicos como Neiker o Hazi, y con los centros de investigación de las Universidades. Esto nos ha ofrecido la oportunidad de mejorar la calidad de nuestro txakolí, pero además, de crear otros productos originales como Txakoli Tinto, Destilado de Orujo, Vinagre y el Agridulce de Hondarribi Zuri.

Por tanto, estáis comprometidos con la innovación y la mejora continua

Sí, es algo que tiene que ver con nuestra forma de entender el negocio y la producción del txakolí. Desde el principio siempre hemos trabajado para buscar cómo crear ese txakolí de alta calidad. Para eso siempre dejábamos un 5-7% de la producción sin prensar. Originariamente ese residuo se desechaba, pero en un momento dado, empezamos a investigar qué opciones de desarrollo o reutilización podría tener ese descarte. De ahí han surgido todos estos nuevos productos que generan curiosidad y que han tenido muy buena aceptación.

¿Apreciáis que el mercado valora este afán innovador?

El mercado local no tanto. Aquí no parece que tenemos demasiada curiosidad por saber los procesos,… pero fuera claramente sí. Podríamos decir que nos lo demanda. Fuera valoran mucho la calidad, pero también el cómo se obtiene esa calidad. Enseguida quieren saber cómo se ha obtenido el txakolí, con qué técnicas, qué tiene de diferente,…

¿El mercado internacional es importante para vosotros?

Evidentemente el mercado local tiene mucho peso para nosotros. A nivel de España, en Barcelona vendemos mucho, y en lugares como Madrid o Cádiz también tenemos puntos de venta. Pero un 30% de nuestra facturación viene del extranjero, con especial importancia de los mercados de Nueva York, California y Japón. Ahora mismo estamos viviendo un importante crecimiento en estos mercados y la tendencia y nuestra apuesta es tratar de aumentar este porcentaje.

Es algo que empezamos a hacer desde el principio, empezamos acudiendo a ferias internacionales y vendiendo en el extranjero. En eso la denominación de origen nos ha ayudado mucho, a ganar presencia y tener un lugar dentro del mercado mundial vinícola. A través de la Denominación Getariako Txakolina nos facilita la asistencia a las ferias internacionales, y aunque luego cada uno sigue su propia estrategia, y funcionamos de manera independiente, entre todos hemos conseguido hacernos un nombre a nivel internacional. Situarnos en el mapa.

Otro elemento que nos ha ayudado mucho es la importancia de la gastronomía vasca. Ha sido un importante embajador para nosotros. La gastronomía vasca, los grandes cocineros que tenemos en nuestra tierra, son conocidos a nivel internacional, y junto con ellos, maridando sus platos, estamos nosotros. Gracias a ellos nos han conocido a nosotros, y entre todos, hemos hecho que muchas personas se interesen por nuestra tierra y costumbres.

¿Y por qué Estados Unidos y Japón?

Estados Unidos inicialmente por el importante número de vascos allí, y a través de las euskaletxeas, se ha mantenido el vínculo con la gastronomía. Y claro está, la sidra y el txakolí no podían faltar. Pero la verdad es el interés por el txakolí no se ha limitado a estas personas. En los últimos tres años hemos estado dos veces en Estados Unidos, junto con distribuidores de allí visitando a clientes, y la verdad es que nos ha sorprendido la gran aceptación que allí tiene nuestro producto, y hemos podido comprobar que nos consideran al mismo nivel de calidad que otros grandes vinos blancos. Realmente es una bebida apreciada en las vinacotecas y tiendas especializadas de Estados Unidos.

Respecto a Japón, en los últimos años está habiendo un fenómeno especial de acercamiento de la cultura grastronómica japonesa y vasca. Su manera de comer, los bocados pequeños, tiene mucha conexión con nuestros tradicionales pinchos, y su amor por el pescado marida estupendamente con el txakolí.

Son mercados en auge para nosotros, y además de vender allí, cada vez tenemos más visitas en nuestras bodegas de turistas gastronómicos de estos países. Tienen mucho interés en conocer a los productores locales, no se conforman con beber nuestro txakolí, buscan conocer los viñedos, la bodega, conocer cómo se consigue el txakolí,… y la verdad, cuando lo conocen y degustan nuestro txakolí en la terraza de la bodega, con los viñedos rodeándoles,… poco más tenemos que hacer para convencerles.

Innovación de procesos y producto y apertura a mercados internacionales como pilares de vuestro negocio

Sí, la verdad es que son dos pilares importantes para nosotros. Yo uniría un tercer pilar, la calidad. Siempre hemos apostado por estos tres focos, y nos han dado grandes satisfacciones. Durante los años previos a la crisis, la verdad es que fueron años muy buenos, donde toda la producción se vendía con facilidad, pero nosotras no bajamos la guardia. Seguimos apostando por ver qué más podíamos hacer, cómo mejorar, qué otros productos podíamos conseguir,… y nos encontramos que esa calidad y esa innovación tenía una acogida excelente en el mercado extranjero.

La verdad es que eso supuso un respaldo muy importante durante los años complicados de la crisis, donde si la caída de la demanda local no hubiera sido suficiente, además se produjo justo en aquel momento, un incremento de producción y oferta de txakolí de Getaria muy importante, con la incorporación a la denominación de origen de nuevos productores.

Actualmente la demanda se ha recuperado, pero en el mercado local la rivalidad y la competencia es muy fuerte. En cambio, te das cuenta que cuando sales fuera, las reglas del juego son diferentes, se valoran mucho aspectos como la calidad y la innovación, y el mercado es muy amplio, ofrece muchas oportunidades.

Por otra parte, creo que además del aspecto de negocio, esa búsqueda de mejorar, buscar nuevas formas, nuevos mercados,…  es una inquietud personal que nos caracteriza. No querer estancarse ni mantenernos haciendo “siempre lo mismo”. Cierto inconformismo, un punto de curiosidad e inquietud personal que nos mantiene activas.

Además de la venta del txakolí, recibís visitas en la propia bodega.

Sí, inicialmente recibíamos las visitas de las personas que se alojan en el camping de Zarautz que tenemos cerca. Nos pedían poder ver los viñedos, la bodega,.. y visto el interés, decidimos abrir la bodega a las visitas. La verdad es que fue un acierto, ya que no hay mejor marketing que dar a conocer el proceso y los viñedos.

Recibimos muchas visitas, personas que nos llaman directamente a nosotras,o bien vienen a través de touroperadores locales. Los últimos años el turismo gastronómico y el interés por los productores locales ha aumentado muchísimo. Y viendo esto, acabamos de estrenar unas visitas guiadas pensadas para los niños de 9 a 12 años, donde les mostramos cómo se produce el mosto, lo catan y ponemos en valor el proceso, el respeto y cuidado del medio ambiente, los ciclos de la naturaleza,… es una gozada ver cómo se implican y lo interesados que están.  El lunes 30 de Abril tendremos una nueva jornada de visitas para niños. Y para este verano, vamos a ofrecer visitas guiadas orientadas a las familias.

¿Qué os aporta a vosotras, a nivel personal,  el mostrar lo que hacéis y ver el interés que esto genera?

Es muy satisfactorio. Para nosotras es importante mostrar todo lo que hay entorno al txakolí. No es sólo la uva y el txakolí. Implica el contacto con la tierra, los elementos, las estaciones,… la naturaleza es viva, y pocas veces dos y dos son cuatro.  Cuidar el medio, buscar la sostenibilidad, es importante. Sin el trabajo de los baserritarras, no sería posible el cuidado de nuestros montes y entornos. Por eso es importante poner en valor y consumir productos locales. Además del valor nutricional y la calidad que un producto local ofrece, su labor es importante para la sostenibilidad del entorno.

Además es parte de nuestras tradiciones, de nuestra identidad, es la gastronomía, la tierra, la lengua,…

Nosotros en nuestras visitas ofrecemos un hamaiketako con productos locales. Creemos que es importante poner en valor esa cooperación, entre todos creamos un ecosistema rico. Txakolí, productos locales de pequeños productores, touroperadores locales,… nos apoyamos y nos llamamos unos a otros, y eso es enriquecedor. Ver que todos tenemos un interés común y que nos apoyamos unos a otros.

Siempre pensando en nuevas opciones…¿cómo os veis en un horizonte de 5 años?

Pues la verdad es que sin grandes cambios. Si la naturaleza y el clima nos lo permite, y no nos da mayores sustos, nos gustaría seguir en la misma senda. Cuidar los viñedos, la producción,… e ir introduciendo pequeñas mejoras para mantener la alta calidad. Seguimos apostando por los mercados de fuera, ir afianzando y abriendo nuevas oportunidades en esos mercados.

¿Cuántas personas trabajáis en Talai Berri?

Cuatro personas de manera permanente, pero en momentos puntuales necesitamos ayuda y contratamos a más gente: recolecta, poda,…

Sois emprendedoras y responsables de vuestro negocio, ¿valoración?

La verdad es que ni nos imaginamos trabajando en otro lugar. A veces nos gustaría poder desconectar, dar carpetazo el viernes, y no pensar en nada hasta el lunes, y aquí es imposible. Todo tiene sus pros y contras, pero también nos ha permitido mayor flexibilidad a la hora de organizarnos y conciliar trabajo y familia.

Además, es muy satisfactorio ver que trabajas en algo que es de la familia, ver cómo va creciendo eso que para ti tiene sentido. Es algo que has creado según tu filosofía de trabajo. Hemos sido fieles a esa idea original que tenía el aita de trabajar para conseguir un txakolí de calidad, y todo lo aprendido y conseguido en el camino, a pesar de que no siempre ha sido fácil, merece la pena.

Según nos estamos despidiendo, el aita Bixente aparece en la bodega, y aprovechamos para preguntarle… ¿Qué se siente viendo que Itziar y Onditz dan continuidad a la bodega?

Felicidad, dice con un brillo de orgullo en los ojos. La verdad es que, por ahora, lo están haciendo muy bien.

Bonito broche para esta preciosa entrevista. 

A continuación os dejamos el vídeo que por ocasión de los 25 años han grabado. ¡Que lo disfrutéis!

Gracias Itziar, Onditz y Bixente
gracias a vuestro esfuerzo y trabajo
Urola Kosta es un lugar mejor.


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